viernes, 25 de febrero de 2011

"Soltar lastre"

Más de cien mensajes guardados en el buzón de entrada del teléfono móvil... son demasiados mensajes.
Hoy tengo el instinto asesino a flor de piel así que decido eliminar unos cuantos de entre aquellos que (por diversas razones) he ido acumulando a lo largo de tantos y tantos meses.

Ella es protagonista de muchos, pero aún no tengo fuerzas para borrar sus huellas... sonrío pensando en ella y le dedico el primero de los indultos.
Después, sin más dilación, comienza el ensañamiento.


Los primeros en ser eliminados (por antigüedad) son aquellos sms de ciertas chicas, repletos de insinuaciones, dobles sentidos o proposiciones indecentes... "prometisteis mucho pero luego, poco mal o nunca", sentencio.
A continuación les siguen los de todos aquellos amigos que a lo largo del último año me han decepcionado tanto... "porque os veo y no os creo", condeno.

Algún mensaje "inútil" aparece escondido entre la masa: publicidad, feliz cumple, ¡campeones!, facturas, feliz navidad... ¿eliminar? Pulso OK.

"te he dicho que ahora tengo novio, así que no insistas" – "ya estoy a 5 mins de tu casa..xcierto, se m han olvidad ls condons..ups" – "nota mental: no tener citas a ciegas" - "si vuelvs a molestar el tlf de Luisy t los corto" – "¿se puede saber dónde te metes? Tengo telarañas ahí donde tú sabes..Te llaman el desaparecido jaja, besosss"...
...adiós a todos, mis viejos compañeros de viaje, pero a veces es necesario soltar lastre.

Por último no puedo evitar salvar de la quema dos viejos mensajes multimedia de Elvira, pero es que en ellos tuvo el detalle de enviarme sendas fotos de ella desnuda... y cosas así siempre vienen bien para las frías noches de invierno.

lunes, 21 de febrero de 2011

Bel Canto

Entre mis 18 y 20 años de edad (aparte del inspirado britpop de la época) me aficioné bastante a la música clásica y (en menor medida, pero también) a la ópera.

Mis horas de estudio durante los años de la facultad tuvieron como fondo sonoro habitual la sintonía de "Radio Clásica" y mi pequeña colección de clásicos editados por Deutsche Grammophon.
Fueron muchas las tardes acompañado de apuntes, libros, café negro instantáneo, cigarrillos "Fortuna" y las notas de Schubert, Grieg, Saint-Saëns, Sibelius, Prokofiev, Stravinsky, Dvorak, Falla, Bruckner, Tschaikowsky, Haydn, Bach... dotando de armonía a aquel conjunto.


Cierto sábado noche de aquella época me encontraba yo en el "Baobab" tomando copas con los amigos, escuchando/bailoteando los éxitos del momento (Mónica Naranjo, Backstreet Boys, The Prodigy, Gala, Jamiroquai, Aqua...) cuando nos pusimos a hablar con un grupo de chicas aparentemente interesadas en lo que pudiéramos tener que decirles.

La mía parecía receptiva, se reía con mis torpes chistes y asentía ante casi todas mis ocurrencias... le propuse sentarnos en uno de los sofás del local y ella aceptó.

Allí aposentados (recuerdo su minifalda roja y sus medias de rejilla) cambió el tono de la conversación, digamos que "la cosa iba bien"... hasta que de repente recordé ALGO y sin ser capaz de ocultar mi fastidio, me llevé las manos a la cabeza... "¡mierda!", exclamé.
Recordé que La2 de TVE había comenzado a emitir un ciclo de óperas los sábados por la noche (eran tiempos más civilizados aquellos, televisivamente hablando), inaugurándola ese día con una obra de mi preferido Puccini.

Miré el reloj, no había nada que hacer pues ya estaría acabando...
"¿Pero qué te pasa?", me preguntó intrigada... "Nada" –contesté- "que se me ha olvidado poner a grabar la ópera, es que hoy echaban "Turandot" en La2... ¿sabes?"

Ella retrocedió en la butaca cuanto pudo, boquiabierta... me dedicó una intensa y estupefacta mirada y tras parpadearme en lenguaje morse las palabras "eres un bicho raro", se levantó del sofá regresando donde sus amigas... llevándoselas del bar unos pocos minutos después.

Mis amigos, también plantados tras la estampida, me preguntaron qué coño le había dicho para que saliera huyendo de esa manera.
"Pues no lo sé" –respondí- "como no sea que la chica es más partidaria de la "Escuela Romántica" que de la "Belcantista"..."





P.D: Mi aria favorita...

jueves, 17 de febrero de 2011

"Tu cabeza por debajo de mi cintura ni de coña, ¿vale?" -Confesiones en la Cama (2ª Parte)-

El caso es que no me pilló por sorpresa.
Mónica, protagonista de la reciente entrada "Ehm perdona, eso que tienes en la mano es mi teta izquierda" ... volvió a dar señales de vida.

La noche del pasado domingo irrumpió en Internet con el siguiente saludo: "tengo ganas de acabar lo que el otro día empezamos en mi coche". A saco.
Le pregunto qué le ha hecho cambiar de opinión en este par de semanas, por qué ahora quiere jugar... y si tendrá el coche disponible esta semana.
Me contesta que no quiere jugar, tan sólo echar un buen polvo... y aunque esta semana no dispone del coche me propone ir a su casa cualquier mañana ya que su madre y hermana trabajan, dejándola sola... y loca.

Tomé nota de la dirección y a las 10:30 de la mañana siguiente (hora que me dijo ya se habrían pirado todos) le mandé el siguiente sms: "¿hay moros en la costa? Fdo: El Butanero"
Apenas tardó segundos en contestarme que me esperaba con las piernas abiertas... así que me puse en marcha.

Camino de su casa voy escuchando la canción "Two Tribes" de Frankie Goes to Hollywood una y otra vez, en busca de ardor guerrero y motivación.


Llego a su casa y me recibe en pijama, a pesar del gélido pasillo y del suelo de azulejos camina descalza por la casa... me ofrece un café pero lo rechazo: "Acabo de desayunar, como quien dice", me disculpo... señala en el lateral de la nevera una reluciente botella de Eristoff Black y sonriendo sugiere "¿un lingotazo?"... mirando el enorme reloj que preside la cocina contesto "jamás tomo vodka negro antes de las 11:15 de la mañana"...
"Sales barato", concluye, antes de señalarme el camino hacia su cuarto.

Una vez dentro ella se sienta en el borde de la cama y observa cómo me quito las deportivas y la camiseta.
"Esto de quedar así para follar, de esta manera..." –comenta- "que sepas que lo suelo hacer con gente a la que no volveré a ver nunca más"
"¿Debo tomar nota de eso entonces?", pregunto mientras me quito los vaqueros.
"Deberías...", sentencia, invitándome con la mano a sentarme a su lado en la cama.

"Antes de empezar" –me dice con tono serio- "¿hay algo que no te guste? En la cama, digo..."

"Mmm, pues..." –la frase me pilla en absoluto fuera de juego- "no me considero un mojigato, pero supongo que los límites serían los normales, todo lo q sea ofensivo o desagradable, no sé..."
Mónica me interrumpe y mirándome fijamente a los ojos susurra con tono inquietante: "tu cabeza por debajo de mi cintura ni de coña, ¿vale?"

Acepté la cláusula y empezamos con los preliminares... mi cabeza en ningún momento buscaría su entrepierna, pero ni de coña era consciente de que aquella extraña "orden" tan sólo iba a ser la primera de unas cuantas frases suyas para la historia...

Después de la larga y minuciosa felación que me practica se incorpora sonriente y al ver mi cara de satisfacción comenta: "¿A que lo hago bien eh? Si es que siempre lo he dicho, yo con una polla en la boca soy feliz..."

Tras el primer polvo, charlando en la cama de tonterías, ella me dice que le parezco un (cito textualmente) "tío muy guay, no sé, muy natural… como debería de ser la gente creo yo... sin vergüenza de hacer ciertas cosas y tal"... le agradezco el comentario y le devuelvo la flor ensalzando lo audaz que ella puede llegar a ser, alejándose de las convenciones sociales haciendo también lo que le pide el cuerpo... "poca gente conozco tan lanzada como tú, que según me has contado has hecho tríos, etc..."


"Uff, eso no es nada" –exclama- "hace un par de meses en Madrid hice un cuadro... con tres tíos: dos gays y un hetero... me tomé cuatro rayitas antes de empezar y no sé qué pasaría, pero cuando me quise despertar tenía el culo como una lámpara..."
"Pues ya que hablamos de tu culo" –interrumpo, levantando la sábana que nos cubre- "aquí tengo una bombilla que no sé si encajará..."

Ella se ríe pero no duda en ponerse en posición. Comienzo a embestirle por detrás pero no consigo quitarme de la cabeza la última batallita sexual que ha relatado... mientras la follo no puedo evitar comentar: "pues yo no he hecho un trío nunca"
Ella, entre suaves jadeos, contesta: "pues tenemos que hacer uno un día, compi..."
"¿Ah si?" –al parecer se ha olvidado de aquello de no volver a vernos, pienso- "¿Y con quién podríamos hacerlo?"
"Con una amiga mía con la que follo de vez en cuando...", dice, antes de hundir la cabeza bajo su almohada...

El diálogo no se detiene ahí, yo sigo embistiendo (cada vez más fuerte y encendido por el tono de la charla) y preguntando si su amiga iba a querer, etc... Mónica me asegura que sí y me pongo loco imaginando la situación a partir de los detalles que ella poco a poco me va deslizando sobre su follamiga... "pero tampoco podrás comérselo" –añade- "eso sólo puedo hacerlo yo..."

Tras este polvo Mónica no quiere parar y vuelve a "buscar la felicidad" acercando su boca a mi entrepierna... con la mala suerte de que al poco rato uno de los dos aros que lleva en el lateral del labio inferior me roza ligeramente tan delicada zona y pego un respingo en la cama.
Ella se disculpa, pero con reservas: "No te habré hecho mucho daño, me parece... porque esto no veo yo que se baje... ¿a ver si va a resultar que eres de los que les gusta que les peguen y demás...?"
No dudo ni un segundo en contestarle que a mi no me van esas cosas, que rechazo la violencia dentro y fuera de la cama... ella me la suelta y tumbándose en la cama, estirando los brazos, me dice: "pues a mi sí que me gusta follando... alguna hostia de vez en cuando.. y sobre todo que me asfixien..."


Escuchar aquello viéndola encender un cigarrillo ahí desnuda, con sus seis tatuajes, los piercings... Yo nunca sospeché que acabaría tirándome a Lisbeth Salander.


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En previsión de que la cita fuera un desastre, en la víspera dije a Mónica que (como mucho) sólo podría estar en su casa hasta las 12:30... por primera vez desde que estoy en su habitación se me va la vista al radiodespertador de su mesita de noche... descubro aliviado que son las 12:10 así que me tumbo al pie de la cama y pongo los ojos en blanco trazando mentalmente el plan de mi inminente fuga...

"¿Tienes vasos de chupito?" -pregunto, antes de dar ningún paso en falso- "creo que voy a tomar ese lingotazo..."


jueves, 10 de febrero de 2011

Confesiones en la Cama (1ª Parte)

Salió conmigo "regularmente" durante tres meses, en primavera.
Por aquella época ella nadaba en un mar de dudas, venía de un severo fracaso sentimental en una larga relación, seguía locamente enamorada de su ex... de repente se encontró libre y rodeada de numerosos pretendientes...
El caso es que transcurrido ese trimestre de prueba yo acabé siendo uno de los primeros descartados.

Acabó el verano y a finales de Septiembre tuvimos una especie de "recaída".
Los siguientes cuatro meses volvimos a vernos esporádicamente, sin expectativas de formalidad ya que no escaseaban los indicios que venían a demostrar:
a) que ella tenía a otro chico en la cabeza...
b) ...o que yo era el pasatiempo ideal en lo que un futuro Mr. Right apareciera en su vida.

Un consiguiente (y lógico) desánimo acabó apoderándose de esta segunda etapa, finalmente clausurada de mutuo acuerdo, por muerte natural.

Hay un detalle acerca de todo ese tiempo juntos que todavía no he mencionado... y es que ella y yo nunca llegamos a mantener relaciones sexuales completas.


Nuestra intimidad erótica se resumía en intensos magreos en bares, masturbarnos en el sofá (tras la excusa de ver una peli en su casa o en la mía), algo de sexo oral y un par de noches en las que dormimos juntos desnudos con toda clase de jueguecitos pero sin penetración.
Fueron noches de calentones indescriptibles, a pesar de los cuales ella jamás daba su brazo a torcer... no quería follar.

Casi un año después ella me llamó una noche para tomar algo, quedamos y a lo largo de tres o cuatro copas me gimoteó su reciente ruptura con cierto (cito textualmente) "cretino hijo de la gran puta" con el que había salido los meses anteriores.
Una cosa llevó a otra y acabamos en su casa... besándome en su sofá (como en los viejos tiempos) me susurró al oído "quédate a dormir conmigo, por favor".

Después en la cama, mecánicamente, se pone en marcha el antiguo ritual: desnudos, comiéndonos, frotándonos... hasta que de repente decido saltarme el guión acostumbrado saliendo de la cama para buscar algo en el bolsillo de mi cazadora.
Cuando regreso a su lado con el condón en la mano ella no dice nada... rompo el envoltorio y me lo pongo... silencio... abro sus piernas con delicadeza y me sitúo entre ellas... se incorpora un poco agarrándome el trasero empujándome a entrar en ella... se la meto, casi dos años después de nuestro primer beso... "me la estoy follando", pienso...


La cosa arranca bastante bien pero al poco rato sucede algo extraño, palpable en el ambiente... es la manera que tiene de mirarme, fijamente, con los ojos muy abiertos y un gesto serio ahogando intencionadamente sus propios gemidos...
No sé si preguntarle qué pasa o si continuar en silencio mi faena... dudo durante unos pocos segundos hasta que finalmente es ella quien rompe el silencio.
Con tono inquietante y una mueca aviesa me arroja las siguientes malintencionadas palabras: "estarás contento eh, por fin tienes lo que querías..."

Inmediatamente salí de ella, me vestí en silencio y haciendo caso omiso a sus atropelladas excusas me fui de esa casa para no volver jamás.

domingo, 6 de febrero de 2011

"ORIGEN" -versión Rific.0-

(ADVERTENCIA: Si no has visto la película "ORIGEN" y tienes intención de verla, no leas esta entrada –desvela alguna información de la trama-. Si no la has visto ni tienes planeado hacerlo... puedes leerla pero probablemente te deje indiferente)

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Acabo de comer con una compañera de trabajo, hoy es su cumpleaños así que "tiramos la casa por la ventana" tuneando el modesto menú del día con una segunda botellita de vino... nos tomamos con calma la sobremesa y antes de regresar a la oficina damos un pequeño rodeo.
Hoy se está a gusto en la calle, tras varias semanas de oscuro frío polar ha salido el sol... pasamos delante de un bar con un cartel bien grande que pone "cubatas a 2'5€", mi compañera se detiene a encender un cigarrillo y comenta: "No tenemos por qué ir hasta dentro de una hora, si quieres tomamos otra... yo me hago cargo"


Entramos, ron-cola para ella y whisky-cola para mí. Nos sentamos en una mesa del fondo. En la televisión del bar tienen puesto (sin voz) el final del telediario, vemos acabar los deportes y después ponen algunas imágenes de los estrenos cinematográficos del fin de semana... deslizamos críticas inmisericordes hacia Matt Damon, compartimos entusiasmo al ver aparecer en la pantalla a Bruce Willis... y empezamos a hablar de películas favoritas.

Cuando me confiesa ser fan de "Sin City" se me hace la boca agua pero reprimo cualquier muestra de entusiasmo, apuro mi bebida y mirándola fijamente a los ojos sugiero, con tono travieso: "¿tomamos otra?"
Me guiña el ojo así que me acerco a la barra, ella aprovecha para ir al servicio... no puedo evitar observar que camina con cierta dificultad.

Cuando vuelve a la mesa me encuentra sentado con las copas, ella mete un poco el dedo en la suya dando vueltas a los hielos.
"Me está subiendo algo eh, no estoy acostumbrada a beber tan pronto...", dice agachando la cabeza, pero apenas tarda un par de segundos en alzarla junto a su copa para proponer (sonriente) un brindis: "mmm, ¿por qué te apetece que brindemos?"
Señalo la tele, en el canal "24 horas" ponen imágenes de los graves altercados en Egipto, levanto mi copa y tocando la suya digo: "parafraseando a Bisbal, brindo por la pena que produce ver las Pirámides tan poco transitadas, ojalá acabe pronto la revuelta..."

Bebemos entre risas y retomamos el debate cinematográfico... ella comienza a hablarme de "Origen", de lo mucho que le gustó a pesar de lo liosa que a veces se planteaba la trama...
"¡Y tanto! –comento- de hecho hay un montón de foros en internet dedicados a debatir sobre el final de la peli, y no acaban de ponerse de acuerdo"
"Pues yo creo que se trata de un final feliz, que el prota se reúne con la familia y comen perdices, etc", afirma...
"Mmm, no sé yo –replico- en la escena final recordarás que antes de salir al jardín echa a rodar la peoncita que usa como tótem para saber si se trata de realidad o sueño... y en ningún momento vemos que deje de dar vueltas"
"¡Pero justo antes del fundido en negro parece que está a punto de pararse! ¡Si se detiene no es un sueño!", exclama, señalándome con su dedo acusador...
"Ahh, pero no llega a verse que se detenga –me defiendo- así que es un final abierto... tú piensas que él acaba en el mundo real pero yo en cambio opino que el pobre Leo está vagando por el limbo o en uno de esos innumerables sueños... para mi la peonza no deja de dar vueltas, lo siento"


Mi compañera confiesa no recordar demasiados detalles de la peli, promete verla otra vez para así retomar este debate otro día con más elementos de juicio... nos interrumpe una llamada a su móvil procedente de la oficina ("ya va, ya va, estamos casi en la puerta, hasta ahora mismo", contesta) así que ipso facto recogemos velozmente el campamento.

Cuando se levanta se lleva la mano a la cabeza: "Uy, voy algo tocada eh, menuda tarde me espera en la oficina"... caminamos hacia la salida del bar y observo que la pobre no lo hace (precisamente) en línea recta.
Antes de la puerta no logra esquivar uno de los taburetes que hay junto a la barra, choca con él y a pesar del impacto no consigue derribarlo... tan sólo se queda dando vueltas, girando sobre sus cuatro patas.

Todos los parroquianos del local se nos quedan mirando, el estruendo metálico del taburete girando se ha impuesto sobre el hilo musical del bar... "qué vergüenza", susurra mi compañera... "tranquila" –comento- "el taburete no parece que se caiga, esto no es más que un sueño..."

jueves, 3 de febrero de 2011

¡Que viene el Coco!

Es la primera vez que entro en este Mercadona que hace poco han inaugurado en el barrio donde trabajo... y a pesar de que en todos ellos suelen tener las mismas cosas, a veces la distribución de los productos (supongo que dependerá de la forma del local) cambia.
En fin, esta es la manera que tengo de justificar la triste circunstancia que ahora mismo me desespera: me he perdido en el supermercado.

Yo simplemente quería pillar una de esas pizzas congeladas de salmón y gambas para la cena, pero he acabado dando vueltas sin sentido en la zona de pan y leche, dirección quesos y embutidos... acabando finalmente rodeado de cosméticos en el callejón sin salida de la Sección de Perfumería.


Decido detenerme un instante para tomar aire, situarme y trazar mentalmente una ruta lógica hacia la sección de congelados... pero lejos de cerrar los ojos para concentrarme en tan trascendentes cálculos, acabo dirigiendo la vista hacia un estante lleno de frascos de algo en donde pone bien grande "Vientre Plano"... me acerco para investigar de qué se trata pero enseguida pierde interés para mí al descubrir que a su lado hay un montón de cajitas de condones.
Preservativos caros, pero también baratos, marca blanca de la casa...

Junto a estos últimos destaca un cartelito brillante presentando la oferta: la caja de doce sale por tres euros. Nuevamente me detengo a hacer cuentas...
"A ver –pienso- en la farmacia de por aquí donde más baratos los he encontrado me sale la cajita de veinticuatro de Control, a ocho euros con diez céntimos... si de esta marca nisupu la docena son tres euros... mmm, ¿serán de calidad? ¿me jugaría el pellejo si los compro?"

Finalmente mi conciencia gana al bolsillo y pongo fin al regateo, decido seguir pillando de los "buenos" en la Farmacia barata... me giro con intención de retomar la sinuosa ruta hacia los ultramarinos pero (antes siquiera de dar el primer paso) una empleada de la sección se planta delante de mí, cortándome el paso.

"Perdona un momentín ¿vale? –me dice, antes de dirigirse a su mostrador- te voy a dar a oler una cosa...
Obedezco. Me quedo inmóvil confiando en salir de la encerrona cuanto antes, sin poder evitar mirar intrigado el bote blanco sin etiqueta con que la "azafata" regresa...
"Parece mayonesa", comento, ella me da la razón riéndose con frialdad comercial...
"No es nada de eso –se defiende-, es champú... a ver qué te parece"

Acerco la nariz, pero antes de que llegue a la boca del recipiente comienzo a torcer el gesto... instante que ella aprovecha para revelar con entusiasmo: "¡es de coco!".
(No me gusta nada el coco)
Le hago saber que no me gusta nada el coco y ella reacciona veloz: "Espera, espera, tengo otro de vainilla..." –inicia otra carrerita hacia el mostrador, a mitad de camino reacciona, se detiene y vuelve la cabeza- "¿o acaso tampoco te gusta la vainilla?"

Admito que me gusta la vainilla. "¿No tendrás de stracciatella?", dejo caer... ella ignora mis palabras y se limita a quitar el tapón al champú de vainilla.
Considero la posibilidad de seguir mi camino rechazando la nueva "cata" pero finalmente decido olerlo, aunque sea para quitarme cualquier resto del desagradable aroma a coco.


"Este huele muy bien", reconozco... y ella aprovecha mi mínima muestra de "satisfacción" para retomar su guión soltándome la siguiente (y críptica) frase: "¿A que sí? A mí me huele a... ¡a vacaciones!"

Sinceramente, ante semejante slogan no sé qué contestar, me limito a asentir con la cabeza y fingir estar de acuerdo como aquella vez que un grupo radical de cinéfilos me rodeó a la salida de la Filmoteca después de ver "Teorema" de Pasolini...
Incomodada por mi silencio, ella procede a explicarse: "Claro, como en verano... -se lleva la mano al brazo y hace como si se lo acariciara- en verano te das..."

Pero no remata la frase, la deja ahí colgada mientras me mira asintiendo con la cabeza... pruebo suerte intentando traducir en palabras su atropellado silogismo: "Las cremas bronceadoras ¿no? Que también las hay aromáticas..."
"¡Eso, eso!", exclama aliviada.
Acto seguido, sin mediar más palabra, se gira y regresa a la esquina de la sección de perfumería junto al mostrador quedándose allí parada, mirando al frente.
Un final para la conversación tan abrupto y delirante como lo fue en su inicio...

Sin hacer oferta alguna, sin comentar las razones por las que daban a oler esos productos a los clientes, sin intentar vendérmelo de alguna manera... tan sólo recula permaneciendo ahí quieta y sonriente, como un maniquí.

Y a mí con la dichosa mezcla de sabores se me han quitado las ganas de pizza...