lunes, 22 de agosto de 2011

PERO... ¿TE LA TIRASTE O NO TE LA TIRASTE? -Cuento Circular de Agosto, 2ª Parte-

Nuevamente Agosto. El calor es tan insoportable que me empuja a la calle en busca del remedio menos recomendado por las Autoridades Sanitarias: un local con el aire acondicionado a tope y varias jarras heladas de cerveza.

Todavía sigo por ahí cuando recibo un inesperado sms de Nuria, a las 23:10: "Al final he podido salir un jueves a tomar algo y tú? Bss!"


Curioso. Trato de hacer memoria y finalmente caigo en la cuenta de que la última vez que Nuria y yo hemos quedado fue el pasado mes de Marzo, un encuentro exclusivamente sexual, poco satisfactorio (entre aquellas frías sábanas ella me dijo que estaba muy acatarrada y que tenía la intención de contagiarmelo... por suerte sus virus resultaron ser de fogueo)... recuerdo el ruido infernal que desprendían los muelles de su cama, el sabor amargo de su sexo y que tuve que salir de allí pitando ante la inoportuna (tuvieron el detalle de avisar por teléfono) llegada de sus padres.

Vuelvo a leer un par de veces el mensaje y llego a la (optimista) conclusión de que Nuria quiere jaleo esta noche.
"Si me busca me va a encontrar", pienso. Lamentablemente lo que ella no sabe es que me va a encontrar... borracho.

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Contesto proponiendo quedar y ella me cita en cierto bar famoso por sus precios anticrisis.
Diez minutos después aparezco (ella y otra amiga están compartiendo un cachi de calimocho sentadas junto a a barra), saludo, agarro un taburete, me siento entre medias y pido mi sexta jarra de medio litro de cerveza en lo que va de sesión vespertina.

Nuria nunca fue de mucho hablar y la amiga tampoco parece que sea un prodigio de elocuencia... se limitan a pasarse el cachi canturreando (con la mirada perdida) las canciones que ponen en el garito... de repente suena una (yo no la conozco) y ambas se entusiasman, corean el estribillo ("y yo que soy de los malos quisiera volverme bueno..."), Nuria me mira fijamente, me apunta con el dedo y sonriendo maliciosamente afirma: "tú eres de los malos"

"Te equivocas" -protesto, señalando la TV de bar- "aquí el peor de todos es ese..."
Las dos miran hacia la pantalla, allí Wesley Snipes con gafas de sol y gabardina negra reparte palos a diestro y siniestro... Nuria se ríe y pregunta qué peli es esa, contesto que no estoy seguro del todo pero que hay tres posibilidades: "Blade", "Blade 2"... o "Blade 3".


La amiga de Nuria finalmente interviene: "Es verdá! En toas esas sale ese... el Güil Esmíz... ¡el príncipe de Belér! ¿a que sí?"
Pedí otra jarra.

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La amiga se va al servicio así que aprovecho la oportunidad para acercarme a Nuria y poner las cartas boca arriba: "¿qué tienes pensado hacer esta noche? ¿habeis quedado con más gente? En cuanto he visto tu mensaje no he dudado en acudir... no tengo nada en contra de tu amiga pero... ¿hay alguna posibilidad de que te secuestre después un ratito? etc..."

Ella se pone a la defensiva. "No, no, no... esta noche no dejo a mi amiga tirada, así que ni se te ocurra insistir, bla bla bla"

La camarera cambia de canal, ahora sale boxeo en Eurosport... la amiga regresa del WC y Nuria le toma el relevo. Se incorpora del taburete sonriente tras haberme parado los pies, sacando pecho nos dice: "aquí os dejo entretenidos con el pressing catch, no tardo"

La amiga observa la pantalla y nuevamente se anima a hablar: "pues esta semana han puesto en la Sesta la peli de Rocky, no veas lo que le gusta a mi hijo, se pasó tol día siguiente dándome golpes"
Creo (eso me parece) que le pregunto por la edad del crío... y por qué no da los puñetazos a su padre en vez de a la madre...
A lo primero contesta ¿5 años? (demasiada cerveza a estas alturas de la noche) y a lo segundo que el padre se largó hace tiempo dejandola tirada con el crío.


No sé por qué lo hago, el caso es que (instintivamente) busco en mi bolsillo por si me queda algún naipe marcado aún por repartir... Nuria no tardará en regresar así que estamos ante lo que vulgarmente se conoce como "una partida rápida".

Me aproximo y le susurro atropelladamente cosas al oído, dejo mi mano izquierda sobre su rodilla, la derecha al principio sujeta el respaldo de su taburete hasta que la dejo caer sobre su coxis... me acerco más y...

...cuando Nuria baja las escaleras procedente del servicio, su amiga y yo ya nos estamos besando.

No nos damos cuenta de cómo se acerca y agarra su bolso... lo que sí escuchamos (perfectamente) es un rabioso "que os den" que suelta antes de enfilar (orgullosa) la salida del bar.

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A pesar de la escenita la amiga de Nuria ni se inmuta, no hace el más mínimo amago de ir tras ella...
Un rato después (otra jarra más por el camino) apenas me tengo en pie pero aún así intento llevármela a algún rincón oscuro y apartado.
La chica no accede y se acaba la cita.

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VIERNES. Después de comer enciendo el ordenador y Nuria asoma en el messenger hecha una furia.
"Te parecerá bonito..." -saluda- "¿Se puede saber en qué estabas pensando?"

Trato de calmarla, me excuso (lo intento) como buenamente puedo... no resulto convincente pero tampoco pongo demasiado esfuerzo en serlo.
Ella en cambio se está quedando a gusto, poniendome de vuelta y media.
"¿Te la tiraste?", remata.
Le pregunto si no ha hablado con su amiga o qué... me dice que sí, pero que no se fía de lo que (cito textualmente) "esa zorra" le cuenta...


Trato de tranquilizarla admitiendo que no me he acostado con su amiga, pero ella tampoco da crédito a mis palabras... "eres un cerdo", insiste.

¡Hasta aquí! Ya he tenido suficiente... no más disculpas ni justificaciones, el Imperio Contraataca.
"Por cierto Nuria" -tecleo- "¿podrías darme el teléfono de tu amiga... o el mail? Es que anoche con la tajada que llevaba se me olvidó pedírselo"

Insultos aparte, lo más suave que me contesta es "¡Pero cómo pudiste liarte con ella! ¡No me lo explico!"
Planteo nuevamente a Nuria que yo desde el principio quise haberme ido con ella, pero que como me dijo que no... pues eso, que se complicó todo.
También deslizo que me gustaría compensarla de alguna manera, si fuera posible...

"Ya bueno. Pero... ¿te la tiraste o no te la tiraste?", repite por enésima vez... nuevamente niego los cargos que (tan cansinamente) se me imputan.
"¿Por qué no volvemos a quedar y hacemos las paces como Dios manda? Vente...", sugiero, aprovechando sus aparentes dudas.
"Ok" -responde- "dentro de media hora estoy en tu casa, ¿de acuerdo?"

Cerramos el messenger. Alucino en colores camino de la ducha...

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Cuarenta minutos después Nuria entra en mi casa, deja las sandalias en el recibidor y me acompaña hasta el dormitorio.
Hablamos apenas un par de minutos antes de acostarnos.

Su sexo sigue teniendo cierto regusto amargo (me pregunto cómo sabrá el de su amiga), el calor es asfixiante (aún no son las 5 de la tarde) y las sábanas acaban empapadas... me levanto por una botella de agua fresca y de regreso descubro que su sudoroso cuerpo brilla con luz propia en la penumbra de mi cuarto.

Nuria da un trago a la botella y se levanta de la cama.
"Bueno, pues ya hemos hecho las paces -se pone el sujetador y recoge las bragas del suelo- así que me voy a casa..."
"¿Ya? ¿No quieres quedarte a la merienda?", comento con tono travieso.
"Mejor no, lo malo si breve, ya sabes...", -añade en lo que termina de vestirse, recogiéndose el cabello húmedo en una coleta.
"Entonces..." -no puedo evitar soltarlo- "¿me vas a dar o no el teléfono de tu amiga?"

Nuria me mira boquiabierta, agarro papel y boli de la mesita... se lo extiendo.


Sale de la habitación murmurando algo ininteligible y abandona mi casa con un sonoro portazo.

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Cincuenta y dos minutos después Nuria me envía un sms cuyo texto arranca de la siguiente manera: "Si tanto te interesa aqui tienes...".
A continuación añade el número de móvil y el correo electrónico de hotmail de su amiga.
Amiga cuyo nombre, por cierto, sigo sin recordar...

(Continuará...)     (ver desenlace AQUI)


martes, 16 de agosto de 2011

Cuento Circular de Agosto - 1ª parte: "La llave del gas" -


"INTRO":

También sucedió en Agosto, aunque hace ya unos cuantos veranos de aquello...

Quedé una tarde con Carla para merendar en uno de los establecimientos de la cadena "Rosco King".
Recuerdo su vestidito blanco de verano, tan vaporoso y de generoso escote... el visible lunar de su seno izquierdo... y que acompañé mi bebida con un delicioso donut de color naranja.
También recuerdo que todo iba sobre ruedas: amena charla, guiños cómplices, risas, algún roce bajo la mesa...

Pero de repente Carla hizo algo extraño.
Se echó para atrás en la silla y volvió la cabeza hacia la zona de la puerta de entrada, observando el escaparate que daba a la calle... amagó con incorporarse y finalmente se alzó un poco deteniéndose a media altura...
...tras oirse un (apenas perceptible) ruidito se sentó de nuevo.

"Es que me pareció ver a un conocido, pero no...", explicó.

A continuación ella agachó la cabeza y perdió su mirada en la taza de café, dándole vueltas con la cucharilla una y otra vez... mientras tanto, un intenso aroma a excremento comenzó a impregnar el aire de nuestra mesa.


"Bueno" -prosiguió, tratando de romper el incómodo silencio- "¿y qué más me cuentas?"