jueves, 25 de abril de 2013

"Un chino drogado y semidesnudo en el sofá"

Elena está un pelín borracha. Tras pedir en la barra (del bar donde acabamos de conocernos) ella da un generoso trago a otro infecto cubata mezclado con Redbull, yo me conformo con otro botellín de cerveza.
Elena protesta, me llama maricón por no beber algo más fuerte, le digo que no se preocupe, que con la cantidad de bebida energética que lleva encima me acabará tumbando aunque me pase el resto de la noche bebiendo horchata.

Me cuenta que tiene veinticinco años, que es de fuera, que ha estudiado aquí toda la carrera y ahora anda metida en el proyecto final además de las prácticas de un máster bastante coñazo, dice que le gusta mi camiseta, yo contesto (sin fijarme en ellos siquiera) que me encantan sus pendientes...

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Sus amigas se acercan para decir que van a otro bar, Elena tiene la copa por la mitad y las despacha diciendo que se vayan sin problema, que en un rato cuando se la termine va donde ellas estén... dos minutos después de verlas desaparecer me acerco a ella, nos besamos, hablamos otro rato, pedimos otra ronda, nos sentamos en una esquina, la cosa se calienta, pregunto donde vive y me dice que no muy lejos de allí...

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No mentía, el piso está cerca, en una zona que ahora está semiabandonada pero que cuando yo tenía quince/dieciséis años era donde todos los críos salíamos de fiesta... de hecho su portal está justo al lado de mi bar favorito de entonces.
Se me pone la carne de gallina recordando aquellos primeros pedos y los cigarrillos a escondidas escuchando Guns n'Roses, Pearl Jam, Blur, Lenny Kravitz...




Me dice que se trata de un piso compartido con otras tres personas, pero que su cuarto tiene muy buenas vistas, vive en un décimo... entramos en el ascensor, pulsa el botón número 10 y el trayecto es deliciosamente largo, para cuando se para el cacharro en su destino ella ya tiene una teta fuera y yo la bragueta bajada.

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"Shhh", dedo en boca... imito su gesto y obedezco, avanzamos en silencio... hasta que llegamos al salón, son las tres y media de la madrugada y la televisión está encendida, sin sonido.


Tirado en el sofá, vestido con tan solo un (mínimo) slip blanco hay un chaval chino, fumando algo que no sabría decir qué es, pero apesta... Elena le ignora y el chico da una larga calada al petardo, paz en el hogar.

Ya en la habitación de Elena pregunto si todos sus compañeros de piso son como aquel, ella asegura que peor, de hecho en la habitación de al lado se oye un poco de jaleo en un idioma ininteligible... "¿También chino?", pregunto... "Polaco", contesta.

Dejo la cazadora sobre una silla, me acerco a la ventana y es cierto, las vistas desde ahí arriba son cojonudas.
Pero para panorámica y jaleo... los que tengo frente a mis ojos entre estas cuatro paredes.

Elena se tambalea, canturrea, se sienta en el borde de la cama y al intentar quitarse una bota casi se cae de culo en el suelo... me acerco a ayudarla con la operación, tras las botas van fuera sus vaqueros y sus bragas.
Me cuenta que lo acaba de dejar con el novio, que le echa mucho de menos, que el siguiente finde él vendrá a visitarla y espera arreglarlo, necesita volver con él y salir de ese agujero donde actualmente vive, rodeada de "gentuza", dice... "si todo va bien nos iríamos a vivir juntos a Mallorca", insiste...




Me desnudo en apenas diez segundos y me tumbo a su lado, ella se incorpora y acerca su cabeza a mi entrepierna, medio minuto después detiene la operación y se lleva una mano a la frente... "me he levantado muy bruscamente, estoy algo mareada", dice.

Se oye la cerradura de la puerta de la calle, entra un grupo de tres o cuatro "artistas invitados" hablando (imagino) también en un potente polaco, montando follón por los pasillos... Elena entra en cólera, "estoy hasta la polla", dice levantándose, corriendo hacia la puerta... la abre y asomando solo la cabeza pega unos berridos tremendos pidiendo a los recién llegados que se callen, que así no hay quien duerma, o quien folle... no me entero bien porque consigue que retumben las paredes, bíblica.

Cierra de nuevo y vuelve a llevarse las manos a la cabeza, "¡uff, esta casa es lo peor!", exclama en lo que vuelve a la cama, se me pone encima, extiendo la mano hacia la mesita de noche sobre la cual, minutos antes, he dejado un condón... lo agarro y me lo pongo, ella me monta, el ruido de la habitación de al lado aumenta, la fiesta polaca se desmadra... Elena me folla y a la vez da golpes en la pared gritando a los inquilinos del Este que se callen... gruñe rabiosa, se lleva las manos a la cabeza, "me va a estallar la pelota", dice, yo me concentro en sus tetas y me abstraigo de la locura que me rodea... Elena se apoya en la mesita de noche, tira la lamparita al suelo, es de material fino y se hace pedazos, extiende el brazo intentando impedirlo y me suelta un directo a la mandíbula que por suerte solo pasa rozando... los polacos ponen música, la gota que colma el vaso...





Elena se "sale", pisa uno de los trozos de lámpara, grita aún más, se pone una especie de albornoz y sale de la habitación cojeando... oigo una discusión al fondo del pasillo pero no dura demasiado, parece que se relajan los ánimos... regresa con una botella de agua fría procedente de la cocina, vuelve a pisar otro trozo de lámpara... "no me encuentro bien", susurra, después pega un largo trago a la botella... mal hecho, se lleva la mano a la boca y vuelve a salir (corriendo a la pata coja) escopetada hacia el cuarto de baño. Redbull le da alas.

La cojera es traicionera, antes de llegar al servicio vomita un poco por el pasillo de camino, me pongo los vaqueros y salgo a echar un vistazo... ella asoma con cara de muerta, la bata abierta... "lo siento, será mejor que te vayas", dice.


Termino de vestirme, al salir me cruzo con ella pasando la fregona por el pasillo y el cuarto de baño...
Paso encima de las piernas extendidas del chino, que sigue frente al televisor sin sonido, abotargado, obstaculizando la entrada, sujetando otro extraño cigarro encendido... por lo menos conserva los calzoncillos puestos.



domingo, 21 de abril de 2013

CARRERA DE "OBSTÁCULOS"

Hace poco curré de voluntario (ligeramente remunerado) en una carrera popular que tuvo lugar en mi ciudad.

De entre todas las tareas posibles me tocó plantarme en la penúltima curva antes de la meta, ataviado con un peto fluorescente (en cuya espalda ponía "Staff") vigilando que ningún participante se saliera del recorrido.

Pues eso: Staff, in the name of love, before you break my heart...

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Tras el reparto de petos y cometidos nos dieron media hora libre antes del comienzo de la prueba.
Hacía bastante frío así que busqué un sitio próximo a mi "curva" donde poder pasar el rato tomando una infusión o algo caliente... eran las ocho y cuarto de la mañana de un domingo, todos los locales de los alrededores estaban cerrados, tuve que dar varias vueltas hasta encontrar un bar chiquitín medio escondido en un callejón.

Aparte del camarero solo había un parroquiano desayunando, comentando en voz alta las noticias del periódico.


La verdad es que tardé en darme cuenta, el interior del bar no era exactamente igual pero cuando vi la única mesa de la esquina junto a la ventana supe que había estado allí antes... concrétamente una tarde de primavera en 2007... fue justo ahí donde me lié con Verónica en un tiempo muerto que nos tomamos (por aquel entonces) del curro.

Hacía siglos que no pensaba en ella. El caso es que mientras Fernando Alonso daba vueltas a un circuito en la pantalla de televisión del bar, yo me dediqué a hacer lo propio con mi cuchara en la humeante infusión, recordando el característico sabor de V y lo fácil que me era deslizar los dedos entre su tanga...

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Llegué con la debida antelación al punto del mapa que me habían asignado, allí un policía municipal muy simpático me explicó que para poder desviar mejor el tráfico tendrían que alterar un poco el trazado de la carrera... así que tras mover las vallas y las cintas un señor de la organización me dijo que me situara a la entrada de una plaza adyacente.
Cuando señaló con el dedo el lugar exacto no me lo podía creer.

Debía plantarme justo delante de un portal del que (pocas semanas atrás) salí una madrugada de sábado, como un ladrón... tras un encuentro espantoso con una chica de cuyo nombre (en caso de recordarlo) preferiría olvidarme.

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Poco después pasaban los esforzados atletas y yo velaba por la fluidez de su tráfico sin poder evitar (de vez en cuando) mirar de reojo al enorme portón de aquel inmueble temiendo, cada vez que éste se abría, ver asomar a "mi amiga".

Señoras emperifolladas camino de misa, hombres en chándal camino del quiosco... el viejo portón chirriaba cada dos por tres.

 
Tras el paso del último corredor empezamos a quitar los trastos y señales, fue entonces cuando moviendo una de las vallas levanté la vista y ahí estaba ella, mirándome fíjamente con las gafas de sol en la mano (¿estaría llegando a casa?), boquiabierta, con evidente fastidio por verme (¡precisamente a mi!) obstaculizar su entrada con un delirante chaleco fluorescente... saludé con la mano pero ella contestó dándose la vuelta ignorándome y entrando en el portal.

Mejor. Como diría Queen: don't staff me now... 


(Para saber más acerca del "encuentro espantoso en la casa aquella", pinche aquí)


miércoles, 10 de abril de 2013

LA PAJILLERA (Sexo telefónico)

La conocí en un chat de gente de mi ciudad en verano de 2011, era una chica muy simpática que desde el principio resultó de lo más enrollada.

Recuerdo que en nuestra primera conversación me dijo que ese finde se iba de fiesta con unas amigas a Asturias... tras comentarle que aquella tierra me encantaba se apresuró a decirme que aún le quedaban unos cuantos findes al verano, que molaría que antes del otoño fuéramos juntos (ella y yo) un finde a la playa de Gijón, parando de paso por León a tomar unas tapitas... enseguida organizó una jugosa excursión con todo lujo de detalles.

Intercambiamos el messenger.

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Nuestras primeras charlas fueron más o menos del estilo. A ella se le iba la boca dejando volar la imaginación con posibles planes pero cada vez que yo trataba de comprobar las posibilidades reales de ponerlos en práctica me encontraba con un muro infranqueable.

Se negaba a enseñarme una foto, decía que no era guapa... yo proponía vernos algún día en persona pero ella siempre contestaba con evasivas.



Tras varias conversaciones por el messenger me pidió el número de teléfono. "Antes de quedar contigo necesito saber si me gusta tu voz", dijo.

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Y por lo visto le gustó mi voz... me llamó y durante los primeros veinte minutos largos (sí, ella no parecía tener prisa por colgar) estuvimos hablando de lo divino y de lo humano, del verano y de nuestros respectivos trabajos.
Saqué nuevamente el tema de quedar alguna tarde/noche pero ella daba largas...

En vistas de que la charla no iba a dar más de sí, decidí ponerle fin... me excusé diciendo que tenía que colgar, que debía afeitarme antes de salir de casa...
Juro que sólo dije eso.
De repente ella empezó a decirme que le parecía genial que me afeitara, que así no rascaba, que le gustan los chicos con la cara bien afeitada... y además (¿?) que ella imaginaba que debería ser muy molesto que un tío, por ejemplo, se la chupe a otro tío, por la barba y eso...

Contesté que seguramente sería tan agradable o molesto como el sexo oral que un hombre sin afeitar hiciera a una mujer... sin duda mejor afeitado pero a fin de cuentas placentero.

Acto seguido me preguntó si se la chuparía a otro tío... me dijo que ella nunca se lo haría a otra chica pero que en cambio era lo que más le gustaba hacer con los chicos, chuparla...

Tan solo un minuto atrás yo estaba a punto de colgar y de repente me encontré flipando en colores con el volantazo que había pegado la amiga... yo no le di cancha porque en ese primer minuto estaba convencido de que se trataba de algún tipo de broma o burla, pero poco después noté que su respiración se entrecortaba cuando me preguntó si alguna vez había comido un culo, que ella no lo había hecho pero que no le importaría probar, que tenía ganas de hacerlo...

Cuando me quise dar cuenta me estaba diciendo que se había metido tres dedos en el coño y sin dejar pasar demasiado rato culminó una soberana paja telefónica.
"Uff, tío, cómo me has puesto... me encanta tu voz", dijo, antes de colgar.

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Aquel mes de agosto me llamó más veces, todas ellas con fines masturbatorios.


Lo hacía en momentos de lo más inoportuno para mi, así que bastantes veces no se lo cogí... pero cuando contestaba sus llamadas el guión de las mismas se repetía una y otra vez: un par de minutos de hola qué tal para pasar al "a que no sabes lo que estoy haciendo / estoy muy cachonda / me gustaría tenerte aquí entre mis piernas / etc..."

Por supuesto, cada vez que yo sugería ir a tomar un café o una caña... nada de nada.

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Una noche a finales de aquel verano, coincidí con ella en el messenger y era tanta mi curiosidad que insistí en ver una foto suya o que me pusiera la cam.
Ella se negó en banda y me dijo que qué era lo que yo tenía en mente, que si pensaba que ibamos a guarrear por el messenger o qué, que ni de coña...

Mi respuesta fue algo parecido a "mmm, bueno, no sé si acabaríamos guarreando por aquí, así de entrada no es mi intención; hasta la fecha hemos chateado bastante y jamás lo hemos hecho, en cambio en todas tus llamadas telefónicas has hecho pleno"
Su siguiente frase aún me produce risa cada vez que la recuerdo: "me ofende eso que dices, ¿lo sabes? Mejor dejamos de hablar y punto"

Se desconectó y desapareció de mi messenger, apenas quince días después de habernos "conocido".

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Casi un año después, a principios de verano de 2012, asomó de nuevo en mi ordenador.
Al principio me preguntó quién era, que no se acordaba nada de mi... quizás se hiciera la sueca, quizás se masturbara con tanta gente a lo largo del año que realmente no me recordase.

El caso es que un par de días después de retomar el contacto volvió a pedirme el número de teléfono... el resto es sota, caballo y rey.

Comienzo proponiendo quedar a tomar algo y ella me torea, aunque habla de que molaría ir a cenar a cierto restaurante japonés del centro, luego tomar un mojito en otro garito cercano, después ir al coche... sí, su respiración se acelera, el pilotito rojo de la línea erótica parpadea, asegura estar muy mojada, se toca, fantasea con un sesenta y nueve en la parte trasera de su Renault Clio...

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Un año después retomó la vieja costumbre de llamarme a horas extrañas.
A veces no podía contestar, otras no me apetecía...
Una de ellas tuvo lugar mientras yo estaba con otra chica en Madrid.

La Pajillera me llamó pero no oí sus toques, al verlos conté la historia a mi acompañante de aquel día.
Ella flipó en colores, aunque imagino que fliparía más aún cuando de repente propuse que cuando volviéramos a la habitación del hotel y nos metiéramos en la cama, daría un toque a la Pajillera para que me llamara, respondería poniendo el altavoz... y hablaría con ella mientras follásemos.


No protestó ante mi ocurrencia (un trío-mixto-telefónico-presencial) así que tiré para delante con ella... sin embargo cuando luego en la habitación dí el toque la Pajillera, ésta no lo devolvió.
Mènage à deux, finalement...

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Sus llamadas en el mes de agosto fueron toda una sorpresa. Ella seguía pajeándose, sí, pero en vez de recurrir a sus habituales guarradas de repente me sorprendió con frases del estilo de: "hazme el amor, sí hazme el amorr, cariño... mi cariño, hazme el amoorrr... quiero que me quieras, me vas a querer mucho ¿verdad?... quiero que me beses con ternura, sí, muy suave y dulce, quiero que me des un beso de amoooorrrrr"

En fin, sorprendentemente, aquella chica que a la mínima ocasión decía que (¿por qué no?) le gustaría que la mearan de repente va y te sale con esas...
"All you need is love".

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Un día en el messenger, con los dedos llenos de "amor", me puse firme para teclear e intentar quedar en persona o mandarla a freir espárragos.
Imposible, insistía en que no le apetecía, que ahora mismo no era posible, que no era guapa...

En septiembre tuvimos nuestra última charla a través del ordenador.
En ella me dijo que no me quería engañar, pero que definitivamente no íbamos a poder quedar, que había otra persona que andaba conociendo y si bien aún no había pasado nada... pues no le interesaba quedar con nadie más.
Sin comentarios...

Ese mismo día creo que me eliminó del messenger. Desapareció.

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Uff, el otro día me desperté de una siesta exageradamente cachondo y no sé por qué, pero el caso es que agarré el móvil e hice una perdida a la Pajillera... no obtuve respuesta.
Se ve que la línea erótica solo abre en verano.