Estoy en un bar de una localidad costera del
sur de España, el clima es maravilloso para esta época del año así que
salgo en camiseta a la terraza para rematar mi cerveza y fumar un
purito.
Ver a las chicas pasar (ligeras de ropa por primera vez en lo que va de temporada) también es un plus...Se me acerca Roberto, lo conozco desde hace varios años de coincidir por las fiestas de la zona: me cuenta qué ha sido de su vida últimamente, nos preguntamos por amigos comunes, debatimos sobre la jornada de liga...
"¿Qué pasa? ¿El cuerpo te pide talego o qué? Pero si es una cría...", contesta.
"Oye
-apunto con la brasa del purito la esquina donde se ha sentado la
chica- para empezar no es tan cría, no lo conviertas en algo sucio..."
"Ya tio, pero es que algunas engañan mucho... parecen mayores pero luego resulta que..."
"Mira
Rober -interrumpo- los americanos para según qué cosas son muy listos y allí para
ciertos temas peliagudos inventaron lo que se conoce como "don't ask,
don't tell"... lo hicieron durante un tiempo para controlar los casos de
homosexualidad en el ejército, algo absolutamente tabú para ellos...
como constitucionalmente no podían echar a nadie por ser gay idearon ese
sistema a través del cual nadie del cuerpo te preguntaría en ningún
momento de tu vida militar si eres homosexual y tú a cambio no lo harías
público... así todos tan felices en cierta presunta inopia tan absurda como
artificial"
Rober me mira boquiabiero. Doy un último trago a mi pinta y prosigo: "así que qué coño... ¡seamos políticamente correctos! Con chicas como esa de ahí me apunto al don't ask don't tell, además...ellas tampoco merecen saber lo carcamal que realmente soy..."
"Bueno tío, yo es que llevo ya un tiempo trabajándome exclusivamente el sector de las maduritas, de treintaytantos, separadas, divorciadas... dan mucho más juego", me responde Rober.
Choco mi vaso con el suyo y brindo "porque la horquilla de edad sea lo
más amplia y variada posible"... apago el purito y regreso al interior
del bar.
Pido otra pinta, me entretengo observando las diferentes bufandas de equipos de fútbol y rugby británicos que decoran las paredes del pub.
Veinte minutos después un par de chicas entran en el bar y se sitúan en la barra cinco metros a mi izquierda.
Voy al servicio y cuando regreso observo a Rober acercándose a una de ellas, me siento en mi taburete y oigo perfectamente su frase de entrada: "Oye, ¿tú sabías que en el ejército americano cuando eres homosexual no te preguntan si lo eres ni tú se lo puedes decir a nadie?"
Voy al servicio y cuando regreso observo a Rober acercándose a una de ellas, me siento en mi taburete y oigo perfectamente su frase de entrada: "Oye, ¿tú sabías que en el ejército americano cuando eres homosexual no te preguntan si lo eres ni tú se lo puedes decir a nadie?"
"Dios mío -pienso- he creado un monstruo..."