lunes, 9 de febrero de 2015

"La Camiseta de Fanta"

En mi época universitaria solía jugar todas las mañanas de viernes un partido de futbito en el patio de una facultad de Ciencias.
Al lado de la pista había un edificio donde se impartía una disciplina universitaria mayoritariamente poblada por chicas... a veces se nos iba la vista hacia aquellas ventanas y en no pocas ocasiones descubríamos a algunas alumnas asomándose, espiando las incidencias de nuestro juego.

Una de aquellas mañanas de viernes en esa facultad celebraron la fiesta anual, nosotros no lo sabíamos y fuimos a jugar igualmente... por suerte éramos madrugadores y el sarao comenzó justo cuando estábamos dando las últimas patadas al balón.

Un montón de alumnas ocuparon la zona deportiva y montaron unas barras, una hora después aquello estaba abarrotado.
Mis compañeros y yo decidimos quedarnos un rato a tomar algo, sin más pretensiones, de hecho íbamos vestidos en plan cutre (yo llevaba mi viejo pantalón de deporte de la época del instituto y una célebre camiseta blanca de propaganda de Fanta Naranja) y tras dos horas dejándonos la vida en la cancha no olíamos precisamente a rosas...

Tras la sesión deportiva los cachis de cerveza entraban solos, los cigarrillos también. Yo conocía a una de las alumnas y estuvimos hablando un rato con su grupo de amigas... todo iba normal hasta que una de ellas empezó a tontear conmigo: "¿vosotros sois los que venís a jugar todos los viernes no? Me he fijado en ti de vez en cuando, me has llamado la atención, es curioso... no pareces español"
Contesté que me parecía genial que se hubiera fijado más en mi exótico aspecto que en mi forma de jugar... se rió y pedimos un cachi para los dos, nos sentamos en el césped y pasamos la siguiente media hora juntos hablando, bebiendo y fumando.

De repente ella se me arrimó bastante, fue entonces cuando caí en la cuenta de que mi aroma corporal era más "intenso" de lo deseable... se lo advertí, avergonzado, pero a ella no pareció importarle, de hecho (jamás olvidaré ese gesto) acercó su nariz hacia mi cuello y aspiró con fuerza.
Ni siquiera esa demostración de buena voluntad me hizo sentir a gusto, me excusé un segundo para ir al meadero pero en vez de ir a los arbustos del fondo (donde todos los estudiantes guardaban fila) me colé en la facultad para acceder a los lavabos y asearme mínimamente.


Me lavé todo lo que pude, ya me encontraba bastante mejor, pero había algo contra lo que no podía hacer nada: la cantarina camiseta sudada de Fanta.

Regresé al lugar del jardín donde esperaba la chica, a su lado estaban la otra que yo conocía y dos más, cotilleando qué tal iba la cosa conmigo, en cuanto llegué disolvieron la manifestación entre risas.

Volvimos a arrimarnos, de hecho pasamos otra hora y media más juntos bebiendo en aquel jardín... ya llegaba la hora de comer y toda de panda iba a ir a un Telepizza cercano, me preguntaron si me unía a la expedición pero decidí aprovechar ese "tiempo muerto" (la transición entre el botellón y la comida) para ir rápido a mi casa (yo vivía bastante cerca), quitarme la puta camiseta de Fanta, darme una ducha rápida y vestirme en condiciones para seguir celebrando el santo patrón universitario de aquella facultad ajena... y todo lo que ello conllevara.

Cuando dije a la chica que me iba me despidió con un pico, ya iba bastante tocada... no sé si fue un gran error de cálculo abandonar la escena en ese preciso instante o si intervino la Divina Providencia; el caso es que mientras yo me acicalaba en casa ella sufrió un súbito bajón al sentarse en el telepìzza, para cuando yo llegué ya había vomitado dos veces y una de sus amigas se disponía a acompañarla a casa.

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Los siguientes viernes, jugando al futbito en la pista, miré varias veces hacia las ventanas por si la veía... pero nada.
Un mes después me encontré con su amiga en un bar y me dijo que (en caso de verla) mejor no me acercase a la otra chica, que estaba muy avergonzada de lo ocurrido conmigo el día de la fiesta. Por lo visto lo había dejado con el novio esa semana y estaba dispuesta a correrse una buena juerga para olvidar... pero sin el resultado esperado, de hecho a los pocos días dio marcha atrás y volvió con el novio.

Recuerdo que el siguiente partido, sin la distracción de la ventana, marqué dos goles, uno de ellos el único que he metido en mi vida de cabeza.
Y luciendo la profética camiseta de Fanta, por supuesto.


14 comentarios:

Me, Myself and I dijo...

Renegaste del Fanta...:\ Por eso la mala suerte...o quizas era buena? A saber...

Mr. Rific dijo...

ME, MYSELF AND I: Renegar jamás!!! De hecho con el paso de los años, desde el punto de vista meramente "fantista" del suceso, creo haber perseverado :)

Me, Myself and I dijo...

Bueno....siendo asi pues se te perdona ;)

Mr. Rific dijo...

ME, MYSELF AND I: La pena no conservar la camiseta, con ella podria haber ilustrado mejor la entrada... o haberla colgado en lo alto del pabellon estilo Hall of Fame :D

Adriano dijo...

¿Tú metiendo un gol de cabeza? ¿Abandonando la escena del crimen a media faena con la víctima a tu merced? Aaaanda yaaaaaaaaaa!!! jjajajaja :P

Mr. Rific dijo...

ADRIANO: Ambas cosas son rigurosamente ciertas... y vintage!!! ;)

MOANA dijo...

También es mala suerte!! El destino estaba claramente en tu contra y a favor del novio de la chica. Ella se hubiera podido desahogar contigo de lo lindo y tu la hubieras podido consolar placenteramente jejeje... pero la suerte ya estaba echada... cachissss...

Mr. Rific dijo...

MOANA: ¿No crees que la camiseta de Fanta tuviera algo que ver.con el fatal desenlace?
Destino aparte, ligar con aquel atuendo habría sido casi "milagroso"... En fin, estar "abierto 24 horas" conlleva ese tipo de riesgos :)

CleveLand dijo...

Aunque la mona se vista de seda..., pero si pudieras volver atrás, te marcharías a acicalarte una vez más o te quedarías y evitarías que se tomara ese último cachi de cerveza. Qué dudas!

Mr. Rific dijo...

CLEVELAND: Mi yo actual habría evitado el último cachi y la habría intentado convencer para ir juntos a escondidas a los.servicios de la.facultad... Pero.claro, yo ahora hago deporte con camisetas de propaganda de bourbon y eso también implica ciertos riesgos ;)

MOANA dijo...

No creo que la camiseta tuviera nada que ver. A la chica se la veía de lo mas motivada contigo a pesar de ella o incluso precisamente por ella. Lo de acercarse al cuello y olisquearte encantada con el aroma lo confirma. A mi personalmente me atrae poderosamente y me resulta el más poderoso de los afrodisíacos, el olor corporal de ciertos machos. Ojo!! Igual que el de otras personas me repele sin remedio!!

Mr. Rific dijo...

MOANA: El tema de los olores da mucho juego y es una auténtica lotería... Yo tampoco soy inmune a ese tipo de señales, eso sí, lo que tengo claro es que para mi las chicas cuanto más perfumadas "artificialmente", peor.
Algunas personas (chicos tb) aparecen envueltas en una nube y no lo llevo nada bien

Telma dijo...

Iba a poner que una retirada a tiempo es una victoria... Pero en realidad, no sabemos cómo hubiera terminado la historia...

Mr. Rific dijo...

TELMA: Confieso mi predilección por este tipo de historias "inconclusas", será porque son las más habituales a lo largo de mi vida.