viernes, 26 de junio de 2015

"LA ESCENA DEL SOFÁ" ("El Cuestionario Envenenado" - 2ª Parte)

VIENE DE LA ENTRADA ANTERIOR: "EL CUESTIONARIO ENVENENADO"

No necesito esperar hasta San Juan para volver a ver a Mara. Tras varias semanas de silencio su reaparición es poderosa, me envía mensajes cada vez que tiene un rato libre y propone quedar para tomar algo entre semana.

Son unos días muy complicados para mi así que me veo obligado a declinar sus ofertas. Finalmente una tarde de jueves salgo de currar antes de lo previsto y ella (se ve que está pendiente) al verme "conectado" me pregunta si ya he acabado por hoy, dice que pasará la noche donde sus padres cerca de mi casa, que si nos vemos un momento después de cenar... Estoy agotado pero acepto.

Son las diez y media, vamos a un bar oscuro y solitario, me intereso por sus novedades más recientes y sus aventuras durante aquellas extrañas semanas que dejó de hablarme... me cuenta que está mucho más animada, con ganas de divertirse sin preocupaciones y yo finjo alegrarme. A los pocos minutos paso al ataque, nos besamos en el incómodo banco colocado junto a la mesa, ella parece estar a gusto.


La cosa no pasa de ahí, tengo muchas cosas que hacer antes de acostarme y a la mañana siguiente, la cita por lo que a mi respecta debe ser breve... no obstante comento a Mara que el sábado por la mañana estaré solo en casa por si quisiera quedar, "ver una peli" o similar... para mi sorpresa la idea le entusiasma y me dice que pillará el primer bus de la mañana para bajar, iremos a mi casa y después ella marchará a comer donde sus padres.

¿Está pasando lo que creo que está pasando? Me extrañaría mucho dados los antecedentes... pero el sábado saldré de dudas.

-    -    -    -    -    -    -    -

Sábado, diez y media de la mañana. Quedamos en la plaza donde el bus de su pueblo termina trayecto. Antes de ir a mi casa me pide que la acompañe a una tienda donde ha visto una camiseta que se quiere comprar. Me siento raro en medio de esa tienda modernilla/pastillera escuchando música house un sábado por la mañana, viendo a Mara rebuscar entre todas las prendas. No la encuentra, pregunta a la encargada pero no se la consigue, si la quiere deberá encargarla on-line.

Pillamos la ruta hacia mi casa pero Mara insiste en que paremos en otra tienda: "jooo, déjame echar un vistazo a ver si veo algoooo, diez minutitos como muchoooo", suplica tonteando. Algo no va bien, ¿se cree que soy el novio que sujeta el bolso mientras ella da vueltas por Sfera? Le digo que puede entra sola, que yo mientras iré a la tienda de cómics de enfrente a ver las últimas novedades... el primero que salga que avise al otro. Se queda un poco descolocada pero acepta el trato.

A través del cristal de la tienda de cómics veo como ella sale apenas dos minutos después de haber entrado, mirando a ambos lados de la calle, inquieta. Sonrío y salgo yo también, con tanta tienda se nos echa el mediodía encima y no dispondré de la casa libre demasiado tiempo...

-    -    -    -    -    -    -    -

Cuando entramos en el portal me dice que ella conocía a una chica que vive allí, que era bastante gilipollas y dejaron de hablar. Creo saber de quién habla aunque no estoy seguro del todo... entramos y me pide un vaso de agua. Nos sentamos en el sofá del salón y cuando voy a besarla aparta la cara. "Hay algo que debo decirte", me suelta.

Me echo hacia atrás en el sofá y procuro que no se noten demasiado mis ganas de mandarla a paseo: si tenía algo importante que decirme... ¿por qué esperó a ese momento?

"Es que anoche mi ex se puso de nuevo en contacto conmigo..."
"¡Qué oportuno!", digo... "(y qué conveniente, pienso)"
"Me dijo que se arrepentía de muchas cosas, que me echaba de menos...", prosigue.
"¿Entonces te estás planteando lo de retomar aquellos planes de boda que quedaron interrumpidos en el último momento?, pregunto.
"No nooo... -contesta con firmeza- no creooo, ni de coñaaaa, no séee -de repente ya no hay tanta firmeza- el caso es que quería que lo supieras, pensé que deberías saberlo..."


"Vale", contesto. Podría haberme mostrado comprensivo, podríamos haber hablado media hora de ello, incluso haber sacado la baraja española y jugar un rato a la escoba... sin embargo opté por no decir ni una sola palabra más y acercarme de nuevo a ella.
Esta vez me devolvió el beso, de hecho ella tomó la iniciativa con su lengua, se diría que tenía ganas... hasta que de repente cuando fui a acariciarla el costado como paso previo al pecho me agarró los brazos impidiendo la maniobra. "No, nada de eso", susurró. "¿Nada de qué?", pregunté.

Agarrándome los brazos sigue con el besuqueo, impidiendo cualquier intentona de meter la mano por debajo de su ropa o tocarle una teta siquiera por encima de la camiseta.
"Que te he dicho que no, no vamos a hacer nada de eso!!!", protesta.
Tomo aire, cuento hasta diez. "Ya lo sé Mara, ya me he dado cuenta, ya sé lo que NO vamos a hacer... la cuestión entonces es lo que SÍ vamos a hacer"
Acerco su mano hasta mi dura entrepierna y ella la aparta indignada. El tren procedente de ninguna parte realiza su última parada, fin de trayecto.

"No voy a quedarme mucho Rific, antes de ir a comer a casa de mis padres he quedado con mi madre para ir a comprar..."
"Entonces será mejor que no la hagas esperar demasiado -contesto- vámonos ya, te acompaño hasta la calle que yo también tengo que ir a pillar algo"

Nos levantamos del sofá, nos calzamos y bajando por el ascensor decido dejar de morderme la lengua. "Pues bueno, ya me irás contando qué tal va lo de la reaparición de tu ex, quien sabe, igual todo ese papeleo previo a la boda que ya teníais hecho aún no ha caducado y os puede servir..."

Mara se queda callada tratando de entender lo que he dicho, cuando llegamos al portal me besa y a continuación dice: "¿y eso a qué ha venido?"
"Nada mujer, pásalo bien esta noche en las fiestas del pueblo ese al que vas, ¡hablamos!", me despido.

Ella desapareció en la calle de la derecha, probablemente pensando que en ese edificio solo viven gilipollas. Yo fui a la izquierda y regresé a la tienda de cómics a pillar un ejemplar rebajado de "Martin Mystère" al que había echado el ojo antes, esa misma mañana, mientras Mara jugaba a tener novio.

No ha vuelto a escribirme, de hecho me ha bloqueado. Algo me dice que esta vez será definitivo y no reaparecerá...

jueves, 4 de junio de 2015

"El Cuestionario Envenenado"

Conozco a Mara una tarde de domingo a través de un foro local temático de series de televisión, discutimos un rato acerca de la nueva temporada de Juego de Tronos y nos caemos tan bien que intercambiamos teléfonos por el privado.

Esa misma noche hablamos por whatsapp hasta casi la una de la madrugada, al día siguiente sigue el buen rollo así que planeamos quedar al día siguiente por la mañana para tomar un café.

Nada más vernos me cuesta reconocer a la chica de la foto. En ella se intuía que era delgada pero no TAN delgada... además es muy bajita, un cuerpo casi de adolescente adicta al popper.

Vamos al bar, pedimos un café y nos sentamos en una mesa apartada. La cita dura una hora clavada.
En la primera mitad me cuenta su vida, sus orígenes malagueños y su nostalgia por aquella tierra. Su reciente ruptura tras una relación de trece años estando a punto de casarse, con el papeleo de la boda en plena tramitación... yo le suelto mis mierdas habituales mostrándome comprensivo pero sin preguntar demasiado acerca del escabroso incidente nupcial.

Me habla de sus planes de verano, en apenas unos días se muda a un pueblo de las afueras y no pisará por la ciudad nada más que para trabajar... "tendré piscina en la casa que voy a compartir con unos compañeros del curro, puedes venirte cuando quieras, estás invitado... así nos damos un chapuzón... y como no tienes coche pues te pondré una colchoneta en la habitación para que pases la noche"

"¡Clic!", algo se activa en mi cerebro.

Cinco minutos después cambio el tono y me acerco con una excusa peregrina, besándola en los labios. Me lo devuelve. Poso mi mano sobre su huesudo regazo y seguimos con el besuqueo otro par de minutos antes de irnos.

Es tarde y ambos tenemos que prepararnos para ir al trabajo. Nos besamos de nuevo al despedirnos en la puerta del Mercadona. Ella se mete a comprar algo que necesita para la comida y yo pongo rumbo a casa imaginándomela primero en bañador al borde de esa piscina... y a continuación desnuda sobre la colchoneta.

-   -   -   -   -   -   -   -

El resto de la semana seguimos hablando amigablemente y jugamos con la idea de volver a vernos el finde, con más tiempo. Todo va "bien" hasta que el jueves por la noche de repente le da por ponerse trascendente, me pide que juguemos a un juego en el que cada uno (por turnos) puede preguntar una cosa al otro y debe contestar con absoluta sinceridad.

"¿Qué color te gusta más? Empezamos con una fácil, jaja", arranca.

No sé qué decir, contesto el de la camiseta de mi equipo de fútbol preferido... no sé de qué va todo esto (aunque me lo huelo) así que en mi turno pregunto por su película favorita. 
"Titanic -contesta- ¿dulce o salado?"


Tras un par de preguntas chorras más, llegamos al verdadero propósito del diabólico cuestionario, una inquisitoria ráfaga me acribilla a bocajarro:
"¿Flores o bombones?
¿Tu cumple qué mes y qué día es?
¿Te gustan los niños, tendrías alguno?
¿Dónde te gusta ir de vacaciones con tu chica?
Para boda... ¿Iglesia o Juzgado?
¿Eres celoso?
El sexo yo odio hacerlo por vicio y ya está si te he visto no me acuerdo, solo lo concibo con quien quiera y me quiera... ¿Tú? ¿Eres más liberal o lo ves como algo más serio que puro sexo hacer por hacer?
¿Ahora mismo qué buscas, una relación seria, pasar el rato y que surja lo que sea...?"

El final de la conversación no es tan agradable como las noches precedentes, se despide con cierta frialdad. Qué le voy a hacer, nunca se me dieron bien las pruebas tipo test...

-   -   -   -   -   -   -   -

A la tarde siguiente hablamos normal. Sale del curro y se va con sus amigos de juerga a un pueblo, a pesar de ello intercambiamos varios mensajes. 
Por la noche cuando voy camino de casa le pregunto por dónde anda (por si pillase cerca y le apeteciera quedar) pero no me contesta.

-   -   -   -   -   -   -   -

A la mañana siguiente, sábado, me saluda con un "Buenos días" pero cuando le pregunto qué tal se está dando la cosa por ahí no contesta.
Por la tarde vuelvo a saludarla y nada, silencio. Lo mismo por la noche.
Llega el domingo y por la tarde pregunto de nuevo por dónde anda, si todo va bien... y tampoco contesta.

El domingo por la noche de repente me escribe el siguiente mensaje: "Buenas. Tengo que decirte que me siento un poco agobiada con tanta pregunta de que dónde ando, que cómo voy... No sé... con las preguntas del otro día me dijiste que no buscabas nada serio y creo que esta forma no es de ello... yo busco otra cosa diferente a lo que tú me respondiste en las preguntas... igual podríamos ser amigos pero creo que nada más..."

Contesto: "¡Hola! Me alegro de tener noticias tuyas, no imaginaba que mis saludos pudieran causar ese efecto"

"No sé -responde- no estoy acostumbrada a que se preocupen por mi y me siento agobiada, que me pregunten tanto..."
"¿Tanto? Si te pregunté QUÉ TAL apenas dos veces el sábado y una esta tarde..."

"Me desilusioné al leer que no buscas nada serio... a mi no me gustan los rollos de una noche ni nada parecido, entonces me quedé sin ganas de nada..."
"Entonces no tiene que ver con mi par de saludos por aquí durante el finde, tiene que ver con las preguntitas del jueves..."
"No sé, me he sentido muy agobiada... necesito tiempo para pensar, desconectar, son muchos cambios y no puedo con todo..."

Voy al cuarto de baño, me miro fíjamente en el espejo y repito tres veces en voz alta: "Señor, ¿por qué a mí?"

Agarro el móvil y contesto que se tome el tiempo que haga falta, que mucho ánimo con la semana y que cuando se le pase el agobio me diga si le apetece otro café o similar.
Se despide cortante dando la impresión de ser un "hasta nunca".

-   -   -   -   -   -   -   -

Me equivoqué.
Ayer (semanas después de la última conversación) me saludó de repente desde su exilio en la casa del pueblo. Sabía que iría a ver a AC/DC a Madrid y lo que empezó siendo "otro cuestionario" sobre curiosidades del show, derivó en una charla relajada como las de antes del Juicio Sumarísimo.

Hoy me ha vuelto a saludar (todo son risas y simpatía, yo no entiendo nada) preguntando por mis planes para San Juan, que igual cuando venga a la ciudad de fiesta me avisa para quedar...

¿Significa esto que ha reflexionado ya? El caso es que yo para San Juan ya he medio quedado con otra.
¿CONTINUARÁ?

(Sí que continúa, para ver el desenlace pinche AQUÍ)