Todo empezó
seis años atrás y tenemos una relación peculiar. Nos conocimos de fiesta
en una ciudad neutral, esa misma noche acabamos follando y desde
entonces solo nos hemos visto otras cinco ocasiones: un par de veces que
vino a mi ciudad y quedamos, otra que coincidimos de nuevo (sin haberlo
planeado) en otra ciudad extraña por un concierto... y otra que fuimos
juntos (a propósito) a ver a un grupo de moda en su multitudinaria
actuación de aquel verano en la capital de Galicia.
Mi recuerdo del concierto es maravilloso, el de su compañía a lo largo de aquel par de días... no tanto.
Nunca
habíamos pasado juntos más de unas pocas horas y cuando el finde
terminó me arrepentí de no haber quedado "exclusivamente" para el
concierto: los tiempos muertos con ella (las esperas, las comidas, los
trayectos) se me hicieron eternos y por momentos incómodos.
El sexo tampoco fue nada especial, un puro trámite.
Cuando
nos despedimos respiré aliviado y sin ganas de repetir, pero el paso
del tiempo es traicionero y te hace olvidar ciertas cosas, a mí al menos
me suele pasar.
- - - - -
He
pillado entrada a última hora para ver a uno de mis grupos favoritos en
Madrid, también es uno de los suyos así que le escribo un mensaje de
cortesía anunciándole mi gran suerte...
ella me contesta que también tiene entrada para ese mismo concierto, que
aún no ha preparado nada del viaje a la capi pero ya que también voy,
le gustaría quedar conmigo.
La memoria
es traicionera sí, pero no tanto. No recuerdo los detalles pero sí sé
que no puedo estar más de X horas a su lado sin desesperarme... ella me
propone ir al concierto y pasar la noche juntos. Hago mis cálculos
acerca de la hora de llegada a Madrid, la cola del concierto, el show...
y salir pitando pronto por la mañana (cosa que ella también quiere
hacer).
Creo que puedo soportarlo.
Total, tenía pensado ir solo... ahora compartiría gastos de habitación,
me iría de cañas después del concierto y tendría un poco de sexo. Sí,
ciertamente soportable.
- - - - -
Llego
a Madrid a media tarde, apurando... comienza a diluviar, hemos quedado
en el hostal para dejar mi mochila antes de ir al Palacio de los
Deportes. Ella lleva varias horas en la ciudad, ha quedado para comer
con una amiga pero me esperará en la recepción.
Nada más vernos el flashback es brutal.
Dejo
la mochila sobre la cama y conversamos un poco... no recordaba lo
cansina que podía llegar a ser. No tardo en llegar a la conclusión de
que todo ésto es una mala idea, no me apetece acercarme a ella, besarla,
hacerle nada.
La habitación tiene dos camas y
ella se apresura a decir que tiene un problema lumbar y prefiere que
cada uno durmamos en una (¡bien!), fuera sigue diluviando y propone que
nos quedemos allí un ratito descansando antes del concierto, me tumbo en
una de las camas y ella la invade, acostándose a mi lado... "tengo una
mala noticia -susurra con gesto de pena- aún estoy con restos de la
regla así que no podremos hacerlo"
¡No puedo
creer mi buena mala suerte! Finjo fastidio, me muestro comprensivo, ella
por lo visto lo encuentra encantador y me besa... cinco minutos después
me hace una mamada.
- - - - -
Entramos
en el Palacio de los Deportes y sí, vemos el concierto juntos pero
apenas hablamos. Acaba más pronto de lo esperado y descubro con rabia
que me habría dado tiempo a pillar el último bus de vuelta a mi tierra.
Salimos
y nos vamos de bares, procuro alargar todo lo posible el momento del
regreso al hostal, ella pide cañas y yo jarras... sigo en una nube tras
el concierto, ni siquiera las tonterías que me cuenta podrán bajarme de
ella, la cerveza es el mejor catalizador; regresamos a la habitación a
las cuatro y media, sin tocarla un pelo me meto en mi cama y pierdo el
sentido tarareando uno de los bises.
- - - - - -
Noto
un peso a mi lado, los rayos de luz procedentes de la ventana hacen el
resto: ella está echada a mi lado y me susurra al oído "¡Buenos días!
Espero que no tengas demasiada resaca, vengo del cuarto de baño y he
comprobado que no mancho... ¡podemos hacerlo antes de irnos!"
"Sí, me encuentro bastante bien -miento- cuándo, es decir... te refieres a... ¿ahora?"
Abro
un ojo y compruebo que está desnuda, aparta mis sábanas y me quita las
únicas dos prendas que llevo puestas... empieza a tocarme la entrepierna
mientras busco el reloj, no disponemos de demasiado tiempo para
tonterías... me giro y entro en ella como buenamente puedo, mi cabeza a
punto de estallar, mi lengua de trapo, me concentro en la salida del
cantante al escenario la noche anterior, ¿cómo habría lidiado él con
esta situación? "Cállate y folla", habría dicho. Aprieto los dientes y
obedezco a mis fantasmas.
Termino relativamente rápido pero a ella no le importa. Nos duchamos por separado, yo primero.
Cuando ella sale de la suya envuelta en la toalla me pilla completamente vestido y con la mochila lista.
"¿Te da tiempo a venir un rato conmigo al rastro o desyunar?", pregunta.
"Ya
sabes que tengo un poco de prisa, mi autobús sale en apenas una hora,
voy a pillar el metro ya si no te importa...", contesto.
Nuestra
relación es demasiado racional, conveniente y funcional. No le parece
mal que me vaya. Se abre la toalla y se acerca, rodeándome con ella me
da un largo beso, tan húmedo como el contacto de su cuerpo.