jueves, 29 de enero de 2015

"TOCATA... Y FUGA"

Hace casi dos años que no nos vemos y apenas nos escribimos, tan solo mensajes de cortesía en fechas señaladas (cumpleaños, navidades) o breves conversaciones acerca del par de aficiones que compartimos, cuando éstas se convierten en noticia.

Todo empezó seis años atrás y tenemos una relación peculiar. Nos conocimos de fiesta en una ciudad neutral, esa misma noche acabamos follando y desde entonces solo nos hemos visto otras cinco ocasiones: un par de veces que vino a mi ciudad y quedamos, otra que coincidimos de nuevo (sin haberlo planeado) en otra ciudad extraña por un concierto... y otra que fuimos juntos (a propósito) a ver a un grupo de moda en su multitudinaria actuación de aquel verano en la capital de Galicia.

Mi recuerdo del concierto es maravilloso, el de su compañía a lo largo de aquel par de días... no tanto. 
Nunca habíamos pasado juntos más de unas pocas horas y cuando el finde terminó me arrepentí de no haber quedado "exclusivamente" para el concierto: los tiempos muertos con ella (las esperas, las comidas, los trayectos) se me hicieron eternos y por momentos incómodos.
El sexo tampoco fue nada especial, un puro trámite.

Cuando nos despedimos respiré aliviado y sin ganas de repetir, pero el paso del tiempo es traicionero y te hace olvidar ciertas cosas, a mí al menos me suele pasar.

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He pillado entrada a última hora para ver a uno de mis grupos favoritos en Madrid, también es uno de los suyos así que le escribo un mensaje de cortesía anunciándole mi gran suerte... ella me contesta que también tiene entrada para ese mismo concierto, que aún no ha preparado nada del viaje a la capi pero ya que también voy, le gustaría quedar conmigo.

La memoria es traicionera sí, pero no tanto. No recuerdo los detalles pero sí sé que no puedo estar más de X horas a su lado sin desesperarme... ella me propone ir al concierto y pasar la noche juntos. Hago mis cálculos acerca de la hora de llegada a Madrid, la cola del concierto, el show... y salir pitando pronto por la mañana (cosa que ella también quiere hacer).


Creo que puedo soportarlo. Total, tenía pensado ir solo... ahora compartiría gastos de habitación, me iría de cañas después del concierto y tendría un poco de sexo. Sí, ciertamente soportable.

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Llego a Madrid a media tarde, apurando... comienza a diluviar, hemos quedado en el hostal para dejar mi mochila antes de ir al Palacio de los Deportes. Ella lleva varias horas en la ciudad, ha quedado para comer con una amiga pero me esperará en la recepción.
Nada más vernos el flashback es brutal.

Dejo la mochila sobre la cama y conversamos un poco... no recordaba lo cansina que podía llegar a ser. No tardo en llegar a la conclusión de que todo ésto es una mala idea, no me apetece acercarme a ella, besarla, hacerle nada.

La habitación tiene dos camas y ella se apresura a decir que tiene un problema lumbar y prefiere que cada uno durmamos en una (¡bien!), fuera sigue diluviando y propone que nos quedemos allí un ratito descansando antes del concierto, me tumbo en una de las camas y ella la invade, acostándose a mi lado... "tengo una mala noticia -susurra con gesto de pena- aún estoy con restos de la regla así que no podremos hacerlo"

¡No puedo creer mi buena mala suerte! Finjo fastidio, me muestro comprensivo, ella por lo visto lo encuentra encantador y me besa... cinco minutos después me hace una mamada.

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Entramos en el Palacio de los Deportes y sí, vemos el concierto juntos pero apenas hablamos. Acaba más pronto de lo esperado y descubro con rabia que me habría dado tiempo a pillar el último bus de vuelta a mi tierra. 

Salimos y nos vamos de bares, procuro alargar todo lo posible el momento del regreso al hostal, ella pide cañas y yo jarras... sigo en una nube tras el concierto, ni siquiera las tonterías que me cuenta podrán bajarme de ella, la cerveza es el mejor catalizador; regresamos a la habitación a las cuatro y media, sin tocarla un pelo me meto en mi cama y pierdo el sentido tarareando uno de los bises.

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Noto un peso a mi lado, los rayos de luz procedentes de la ventana hacen el resto: ella está echada a mi lado y me susurra al oído "¡Buenos días! Espero que no tengas demasiada resaca, vengo del cuarto de baño y he comprobado que no mancho... ¡podemos hacerlo antes de irnos!"

"Sí, me encuentro bastante bien -miento- cuándo, es decir... te refieres a... ¿ahora?"


Abro un ojo y compruebo que está desnuda, aparta mis sábanas y me quita las únicas dos prendas que llevo puestas... empieza a tocarme la entrepierna mientras busco el reloj, no disponemos de demasiado tiempo para tonterías... me giro y entro en ella como buenamente puedo, mi cabeza a punto de estallar, mi lengua de trapo, me concentro en la salida del cantante al escenario la noche anterior, ¿cómo habría lidiado él con esta situación? "Cállate y folla", habría dicho. Aprieto los dientes y obedezco a mis fantasmas.

Termino relativamente rápido pero a ella no le importa. Nos duchamos por separado, yo primero.
Cuando ella sale de la suya envuelta en la toalla me pilla completamente vestido y con la mochila lista.
"¿Te da tiempo a venir un rato conmigo al rastro o desyunar?", pregunta.
"Ya sabes que tengo un poco de prisa, mi autobús sale en apenas una hora, voy a pillar el metro ya si no te importa...", contesto.

Nuestra relación es demasiado racional, conveniente y funcional. No le parece mal que me vaya. Se abre la toalla y se acerca, rodeándome con ella me da un largo beso, tan húmedo como el contacto de su cuerpo.

Cierro la puerta de la habitación y voy a la parada de metro más cercana, el modo aleatorio de mi MP4 reproduce "Canned Heat" de Jamiroquai y mientras subo al vagón no puedo imaginar una canción más apropiada para rematar mi tocata y fuga madrileña. Me entran unas ganas locas de bailar...


jueves, 22 de enero de 2015

"LA RESISTENCIA FRANCESA"

Conocí a Élodie a través de Internet. Era de origen francés, yo chapurreaba ese idioma y se ve que le caí en gracia... el único "problema" es que yo tenía veintisiete años y ella diecinueve recién cumplidos.

Estuvimos escribiéndonos durante un par de meses pero nunca llegamos a quedar. Me enviaba fotos de todas las fiestas a las que iba: bebiendo con sus amiguitos, posando con el resto de chicas de su clase en actitud sugerente, en casa frente al espejo a punto de salir, fumando a la puerta de la discoteca, generosamente escotada, faldas diminutas...

Con todas y cada una de las fotos buscaba provocarme, y ciertamente lo conseguía.

A través del messenger no logré convencerla para quedar, un par de veces la llamé por teléfono para proponerle algo pero nada: la primera llamada la ignoró (contestó un par de minutos después con un sms pidiendo perdón por ser tan "cortada") y la segunda respondió en plan infantil riéndose con cada palabra que decía y poniendo/improvisando excusas poco convincentes.


Una tarde por fin se sinceró: "lo siento Rific, me gustas pero me da palo, no salgo con tíos tan mayores"
Dejé de importunarla, la intensidad de nuestras conversaciones disminuyó y a los pocos meses cesaron del todo. La última foto que me mandó fue con su vestido de nochevieja de aquel año: "¿le das el visto bueno?", preguntó, coqueteando hasta el final.
No encontré ningún emoticono capaz de expresar mis cabezazos contra el teclado... 

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Unos años después de aquellas conversaciones me crucé con ella en un bar, pero iba acompañada de un chico y pasé de decir nada. Su rostro "exótico" seguía siendo inconfundible, su escote también.

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Este mediodía yo iba camino del curro, leyendo un libro en el bus como de costumbre, cuando de repente en la parada de cierto centro comercial levanté la vista... y ahí estaba ella, Élodie, unos cuantos años después, con el teléfono en la oreja, elegantemente vestida, avanzando por el pasillo del bus.

Sin fijarse en mí, ensimismada con la conversación telefónica, se sentó a mi lado.
Normal que no me reconociese con mi gorro y bufanda bien calados hasta casi las cejas, pero ella permanecía reconocible, además aquella voz tan grave y ronca, que en su día me sorprendió en alguien tan joven...

En esta ocasión tampoco he dicho nada. Que conste que sí lo he pensado y al verla sentarse a mi lado decidi aprovechar la oportunidad, pero el caso es que no "he podido": ella no ha dejado de hablar por teléfono ni un solo segundo, y por lo que he entendido estaba hablando con su chico, al que vería en escasos instantes cuando bajase del bus.

Apenas han sido seis minutos, tres paradas escasas, Élodie se levantó del mismo modo que plantó el trasero en el asiento: sin mirarme.

Tampoco es algo tan malo, algunos fantasmas hacemos mejor en permanecer quietos y callados. Eso sí, me hubiera gustado conservar su número para haberle enviado un mensaje mientras bajaba del bus y observar su cara leyéndolo a través de la ventana... ooh la lá!!!


lunes, 12 de enero de 2015

"RIFIC, EL EGIPCIO" (Cuento de Reyes)

La ciudad de Sonia estaba a una hora de tren de distancia, nos habíamos conocido a través de Internet y fui a visitarla tres gélidos findes de otoño que a la postre resultaron ciertamente tórridos. El último de ellos el del puente de la Constitución, a principios de diciembre.

La víspera del día de Reyes yo estaba viendo un partido de fútbol con unos amigos en un bar, Sonia comenzó a escribirme mensajes preguntando por las fiestas y bueno... una cosa llevó a la otra y decidimos quedar para pasar juntos el día siguiente. Ella vivía sola en su ciudad así que sería yo quien se desplazase en el primer tren disponible.

La mañana de Reyes la calle amanece desierta y casi todo está cerrado... camino de la estación pensé en lo torpe que resultaría presentarme en casa de Sonia (en fecha tan señalada) con las manos vacías, así que me detuve en un quiosco (lo único que vi abierto) y entre los coleccionables vi una oferta de lanzamiento de una serie de novela histórica: "Sinuhé el Egipcio", edición cartoné por 3'95€.

Si la memoria no me fallaba a Sonia le gustaba leer, también creo que mencionó algo acerca de visitar Egipto algún día... sin más dilación compré el libro, ya tenía "regalo".

Antes de entrar en la estación me crucé con los padres de un amigo, me preguntaron dónde iba tan pronto... mentí.

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Llegué a mediodía, Sonia me fue a recoger a la estación, empezamos a meternos mano en su cochera, pusimos a prueba la estabilidad del ascensor, ya en la casa estuvimos follando hasta la hora de comer... encargamos comida china y seguimos follando, Sonia amagó con poner un dvd en el salón y verlo tranquilos con "la mantita" pero no funcionó, dejamos de prestar atención a la peli pasados quince eternos minutos...


De repente me acordé del libro, aún no se lo había dado... recuerdo levantarme desnudo de su sofá, ir por él y dárselo.
Puso cara de sorpresa, por un lado positiva ya que no esperaba nada de mi... pero desde luego no fue un obsequio que le hiciera particular ilusión.
Me pidió que escribiera una dedicatoria en la primera página y agarré el bolígrafo que gentilmente me acercó: "Gracias eternas por la hospitalidad de su Pirámide. Faraónicamente suyo. Rific"

"¿Sabes? Yo también tengo algo para ti", contraatacó... se levantó igualmente desnuda y al minuto regresó con un ejemplar (envuelto en plástico transparente, empaquetado) del Quijote.
"Nos los han traído este año al cole y tenemos un montón, es una edición que por lo visto imita a la original en algunas ilustraciones, y está comentada por nosequién... ¿te gusta?", preguntó, tapándose con la manta.
"¡Me encanta!", mentí.

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Pillé el último tren de vuelta a mi ciudad a las siete de la tarde, recuerdo nuestros últimos besos en el andén de la estación, también lo mucho que pesaba el condenado ejemplar del Quijote.

Casualidades de la vida nada más llegar a mi tierra me volví a cruzar por la calle con los padres de mi amigo: "¡No paras eh!", me dijo la madre... 
"¡No se hace usted una idea!", contesté.

Jamás volví a quedar con Sonia, estuvimos a punto de hacerlo en Abril de aquel año pero no salió adelante. Aún conservo ese libro envuelto en su plástico original, impregnado con nuestras pecadoras huellas...
Apostaría parte del dinero que no tengo a que ella tampoco se ha leído mi "Sinuhé".


lunes, 5 de enero de 2015

"Despropósitos de Año Nuevo"

Cuando llega fin de año no puedo evitar pensar durante un instante en las chicas con las que he estado durante los doce meses anteriores y a la vez me pregunto qué me deparará en ese aspecto el nuevo calendario.

De entre las repasadas siempre hay alguna nueva que al empezar el año no conocía... y tampoco faltan algunas viejas amistades convenientemente retomadas de manera puntual, con deliciosos fines "recreativos". 

¿Tendré también este año la habitual y equiibrada ración de ambas? El tiempo lo dirá...


Esta época del año es propicia para recuperar viejos contactos aprovechando ciertas felicitaciones navideñas: no solo recibes (o mandas) mensajes de (a) esos amigos lejanos con los que apenas mantienes contacto, también pueden asomar antiguas amantes... bienintencionadas, curiosas, aburridas o despechadas.

Este dos de Enero recibí una entusiasta felicitación de una chica con la que estuve dos veces el pasado mes de Octubre, pero que desde entonces (sin dar explicaciones) no había vuelto a dar señales de vida.
Nada más ver su mensaje lo primero que pensé fue que me había levantado el veto porque quizás volvía a estar sola en casa y con ganas...

- ¡Feliz año Rific! :)
- ¡Feliz año para ti también! ¿Qué tal comienza el año por ahí, mucha fiesta en nochevieja?
- Sí... con mi novio y mis amigos.
- ¡Anda! ¿Ahora tienes novio?
- Sí, desde hace un mes y poco... vamos a comer, chaoooooo!!!

Me equivoqué al juzgar las intenciones de su saludo. ¿Una chica menos para el recuento del próximo Diciembre? Nuevamente, el tiempo lo dirá...